miércoles, 3 de diciembre de 2014

¿Para qué lo haces?

Vaya por delante que yo no soy ningún prodigio. Me gusta entrenar y siempre trato de mejorar aunque solo sea un poco, pero tengo mucho por aprender. En esta época en que vivimos, el ejercicio se ha vuelto muy popular. La gente lo practica como pasatiempo, para cambiar su aspecto, para conservar o mejorar su salud, recuperarse de una lesión o rendir mejor en algún tipo de actividad física.
En muchas ocasiones hablando con gente a la que conozco poco o nada, ha salido el tema del deporte y en la mayoría de los casos ha dado pie a conversaciones interesantes y agradables, se aprenden cosas nuevas y se ven las que ya se saben desde otro punto de vista.
Sin embargo no todo el monte es orégano, amigos. Más de una vez hablando sobre este tema me han hecho una pregunta que sin duda a muchos de vosotros os sonará:

"¿Para qué lo haces?"

Toma ya. No siempre te lo dicen así, la cosa puede variar dependiendo del figura que pregunte, pero casi siempre oirás una interminable perorata acerca de que el ejercicio intenso provoca lesiones, que sería comprensible para un deportista profesional pero no para ti, que si los gimnasios esto, que si las pesas lo otro... chorradas varias, en fin.
"Todo ese ejercicio acabará pasándote factura. Te lo digo yo, chaval."

Normalmente la pregunta no alberga mala intención: mucha gente oye algo de pasada, se lo cree y la ignorancia hace el resto; sin embargo, en algunos casos tu interlocutor está intentando decirte de forma indirecta que lo que tú haces es una estupidez y francamente, eso me cabrea. Entiendo que cada uno de nosotros tiene unos intereses diferentes y no comprenda como pueden gustarle ciertas cosas a otras personas, pero si lo disfrutan y no perjudican a los demás ni a sí mismos ¿Porqué habría de ser estúpido?
Nunca entenderé la pasión por la numismática, la cría de canarios o el pasodoble, no forman parte de la idea que tengo de pasar un buen rato, pero si a ti te gusta ¡Adelante!. No es estúpido ni una pérdida de tiempo, nuestras aficiones forman parte de nuestra vida: gracias a ellas aprendemos, progresamos, nos sentimos realizados y orgullosos de nuestros logros.

Pero siempre aparecerá el imbécil de turno con una sonrisilla de suficiencia preguntándonos para qué lo hacemos. Esta gente es verdaderamente digna de lástima porque si no comprendes como otro puede sentir auténtica pasión por algo es que no hay nada que te apasione a ti y eres tan mediocre que aspiras a que la gente que te rodea sea igual: un montón de inútiles apáticos que solo saben criticar a quien se esfuerza.

Pues bien, yo entreno porque me encanta: durante el tiempo que paso haciendo ejercicio olvido mis preocupaciones, me siento satisfecho cuando consigo avanzar y conquistar una meta, conozco a gente nueva e interesante y además es bueno para mi salud. Me puedo lesionar, claro, pero son gajes del oficio.
Basado en hechos reales.


Así que ya sabéis, si alguna vez os hacen esa pregunta la respuesta es sencilla: lo hago porque lo disfruto. Da lo mismo que sea deporte, literatura, música de acordeón o taxidermia. Lo verdaderamente penoso es pasar por la vida sin haber disfrutado realmente con algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario