jueves, 11 de diciembre de 2014

Un regalito

Como ya se acercan las navidades Papá Ferrote quiere dejaros un regalo. Hoy os voy a mostrar un ejercicio sencillo, práctico y que podéis hacer el cualquier parte. Yo lo llamo la rana por la posición que adoptas:

Un día de estos te vas a matar, artista.


Esta postura se utiliza en yoga y gimnasia para desarrollar el equilibrio necesario en movimientos más avanzados. Aparte de eso este ejercicio ayuda a desarrollar fuerza en los hombros, en los dedos (vais a tener que utilizarlos para mantener el equilibrio) y en los músculos de la región lumbar y la faja abdominal, esos que ahora los pedantes llaman core.

Se trata de una posición sencilla aunque no lo parezca. En primer lugar debéis agacharos hasta quedar en cuclillas, con ambas manos apoyadas en el suelo y los codos en contacto con la cara interna de las rodillas.
Desde ahí solo hay que inclinarse hacia delante hasta que los pies se separen del suelo. Esto puede resultar algo complicado al principio pero con un poco de práctica lo dominaréis rápidamente.
Una ves que estáis en posición hay que mantener el equilibrio, esto se consigue con las manos: si veis que os estáis inclinando demasiado hacia delante, clavad las puntas de los dedos en el suelo para contrarrestar el impulso. Si el problema es que vuestros pies quieren volver a tierra firme inclinaos suavemente hacia delante mientras relajáis la tensión de los dedos.

A modo de consejo final me gustaría recomendar a aquellos que tengan mascotas, que se aseguren de que no se pueden acercar mientras hacen este ejercicio. De lo contrario es probable que acabéis en la clásica pose de yoga conocida como "El Talegazo".

Cuando ya sepáis mantener la posición centraos en aguantar un minuto. Para aquellos a los que les resulte demasiado fácil dejo un vídeo con distintas variaciones de la rana:


Así que ya sabéis: ¡Si se trata de entrenar el no poder ir al gimnasio no es excusa!

sábado, 6 de diciembre de 2014

Brooks Kubik: El Dinosaurio.

¡Hola a todos! Hoy os voy a presentar a alguien de quien puede que hayáis oído hablar: el dinosaurio en persona, Brooks Kubik.

Con un par de mancuernas.

Hace ya unos años, cuando era aún más ignorante que ahora en temas de entrenamiento, me tropecé con un libro, Dinosaur Training, cuyo autor proponía una forma de entrenar basada en ejercicios compuestos como la sentadilla, el press banca, el peso muerto o la arrancada. Su autor, Brooks Kubik, explicaba que estos ejercicios están cayendo en desuso debido a la proliferación de gimnasios "comerciales" y nuevas modas de entrenamiento que en muchos casos son inútiles cuando no contraproducentes. Su respuesta es volver a entrenar con los ejercicios de antaño (De ahí lo de "Dinosaurio"). El libro en cuestión no solo está lleno de información útil, sino que además es extremadamente divertido, así que cuando terminé de leerlo decidí informarme un poco más sobre su autor.

Lo que este hombre hace es entrenar duro. MUY duro. Su método se basa en ejercicios que implican varios grupos musculares y grandes cargas para conseguir la máxima fuerza. También utiliza mancuernas pesadas para realizar levantamientos complejos.
Aparte de entrenar con pesas tradicionales, también es conocido por hacer levantamientos con objetos tales como barriles, sacos de arena, troncos e incluso un yunque (Sí, habéis leído bien).



Recientemente, aparte de las pesas, Brooks ha publicado una serie de libros y vídeos acerca de entrenamiento sin peso, centrándose en flexiones, dominadas, fondos y otros ejercicios de este tipo, al fin y al cabo, si algo es útil, hay que aprenderlo.

Pues bien, si queréis algo más de información aquí tenéis su blog y si tenéis la oportunidad de conseguir una copia de Dinosaur Training os recomiendo que no la dejéis escapar, se trata de un libro imprescindible.

"There's more to life than training, but training is what puts more in your life." - Brooks Kubik



viernes, 5 de diciembre de 2014

Barras anchas

Como ya mencioné en mi entrada sobre Alexander Zass, cualquiera que desee aumentar su fuerza debe prestar mucha atención a las manos y los antebrazos, ya que suelen ser un punto débil que puede ralentizar nuestro progreso o incluso hacernos sufrir una lesión.
Existen muchos ejercicios que nos pueden ayudar a fortalecer nuestro agarre, las dominadas y los pesos muertos son un ejemplo, pero fue leyendo el genial libro "Dinosaur Training", de Brooks Kubik, cuando encontré la primera referencia al entrenamiento con barras anchas. Para los que no sepan a qué me refiero se trata de una barra tal que así:


Impresionante ¿No?. La idea ya viene de antiguo y he de decir que se trata de algo a tener en cuenta. Cuando el diámetro de la barra o asa que agarramos es lo bastante grande para no dejarnos cerrar la mano del todo, los músculos que intervienen en la flexión de los dedos se ven obligados a hacer un esfuerzo mayor, con el consiguiente desarrollo. Una cosa que noté al comenzar fue que tenía que bajar el peso en los ejercicios para poder hacerlos correctamente y al terminar de entrenar mis antebrazos ardían. Este entrenamiento es especialmente interesante para deportes como el jiu-jitsu, el judo, la escalada o la vela, en los cuales unas manos fuertes son importantes.

Un hermoso par de pesas antiguas. Nótese el ancho de las barras.

Ahora bien: una rápida búsqueda en google nos va a confirmar que estas barras no solo son una rareza; también son extremadamente caras, cuestan una pasta y si vas al gimnasio no es cuestión de cargar con una barra del copón desde casa. Mi solución a ese problema consistió en comprarme un par de fundas de goma (No voy a decir marcas) que se ajustan a la mayor parte de barras de entrenamiento. Son resistentes, cómodas y hay varias medidas disponibles.


Aún así el precio suele ser algo elevado (unos treinta euros) y habrá gente que no quiera o no pueda pagarlos. Por suerte he encontrado varias páginas que muestran como fabricar este equipamiento en casa y por una fracción de su precio.

 

Pues eso, espero que os haya gustado la entrada de hoy y que probéis este entrenamiento.
Abajo os dejo un enlace a la página de Ross Enamait, un gran deportista. Está en inglés pero en el índice temático vais a encontrar muchos tutoriales para fabricar equipamiento casero. ¡Fácil, barato y para toda la familia!


miércoles, 3 de diciembre de 2014

¿Para qué lo haces?

Vaya por delante que yo no soy ningún prodigio. Me gusta entrenar y siempre trato de mejorar aunque solo sea un poco, pero tengo mucho por aprender. En esta época en que vivimos, el ejercicio se ha vuelto muy popular. La gente lo practica como pasatiempo, para cambiar su aspecto, para conservar o mejorar su salud, recuperarse de una lesión o rendir mejor en algún tipo de actividad física.
En muchas ocasiones hablando con gente a la que conozco poco o nada, ha salido el tema del deporte y en la mayoría de los casos ha dado pie a conversaciones interesantes y agradables, se aprenden cosas nuevas y se ven las que ya se saben desde otro punto de vista.
Sin embargo no todo el monte es orégano, amigos. Más de una vez hablando sobre este tema me han hecho una pregunta que sin duda a muchos de vosotros os sonará:

"¿Para qué lo haces?"

Toma ya. No siempre te lo dicen así, la cosa puede variar dependiendo del figura que pregunte, pero casi siempre oirás una interminable perorata acerca de que el ejercicio intenso provoca lesiones, que sería comprensible para un deportista profesional pero no para ti, que si los gimnasios esto, que si las pesas lo otro... chorradas varias, en fin.
"Todo ese ejercicio acabará pasándote factura. Te lo digo yo, chaval."

Normalmente la pregunta no alberga mala intención: mucha gente oye algo de pasada, se lo cree y la ignorancia hace el resto; sin embargo, en algunos casos tu interlocutor está intentando decirte de forma indirecta que lo que tú haces es una estupidez y francamente, eso me cabrea. Entiendo que cada uno de nosotros tiene unos intereses diferentes y no comprenda como pueden gustarle ciertas cosas a otras personas, pero si lo disfrutan y no perjudican a los demás ni a sí mismos ¿Porqué habría de ser estúpido?
Nunca entenderé la pasión por la numismática, la cría de canarios o el pasodoble, no forman parte de la idea que tengo de pasar un buen rato, pero si a ti te gusta ¡Adelante!. No es estúpido ni una pérdida de tiempo, nuestras aficiones forman parte de nuestra vida: gracias a ellas aprendemos, progresamos, nos sentimos realizados y orgullosos de nuestros logros.

Pero siempre aparecerá el imbécil de turno con una sonrisilla de suficiencia preguntándonos para qué lo hacemos. Esta gente es verdaderamente digna de lástima porque si no comprendes como otro puede sentir auténtica pasión por algo es que no hay nada que te apasione a ti y eres tan mediocre que aspiras a que la gente que te rodea sea igual: un montón de inútiles apáticos que solo saben criticar a quien se esfuerza.

Pues bien, yo entreno porque me encanta: durante el tiempo que paso haciendo ejercicio olvido mis preocupaciones, me siento satisfecho cuando consigo avanzar y conquistar una meta, conozco a gente nueva e interesante y además es bueno para mi salud. Me puedo lesionar, claro, pero son gajes del oficio.
Basado en hechos reales.


Así que ya sabéis, si alguna vez os hacen esa pregunta la respuesta es sencilla: lo hago porque lo disfruto. Da lo mismo que sea deporte, literatura, música de acordeón o taxidermia. Lo verdaderamente penoso es pasar por la vida sin haber disfrutado realmente con algo.

Alexander Zass: El asombroso Sansón.

En primer lugar quiero daros la bienvenida  a este humilde blog en el que iré publicando información de interés sobre el entrenamiento y su historia. Espero que os guste.
¿Quien necesita una cizalla pudiendo entrenar?


En mi primera entrada voy a hablar sobre Alexander Zass, un atleta cuya vida encontraréis interesante.
Nacido en Vilna, Lituania en 1888, el joven Alexander mostró su interés por el desarrollo físico desde una temprana edad. En aquella época no era tan fácil como ahora conseguir equipamiento para ejercitarse pero eso no supuso un gran problema para Zass, que utilizaba rocas, troncos y cualquier otra cosa que pudiera servirle.
Con el tiempo y a pesar de su físico (1'66 m de estatura y 75 kg de peso), Alexander Zass desarrolló una fuerza impresionante que demostraba durante sus actuaciones en el circo en que trabajaba. Para asombro del público, aquel hombre de baja estatura doblaba gruesas barras de hierro y rompía cadenas con sus manos, levantaba una viga sujetándola con los dientes o transportaba un caballo sobre sus hombros.



Con respecto a su entrenamiento, Zass fue un gran promotor de los ejercicios isométricos, que practicaba asiduamente. Para tal fin utilizaba trozos de cadena de distintas longitudes con un asa en cada extremo, como se puede ver en varias fotos que circulan por internet.
Alexander Zass afirmaba que, para cualquiera que desee poseer una fuerza más allá de lo normal, es vital fortalecer al máximo las manos y las muñecas, ya que constituyen el eslabón más débil entre los grandes grupos musculares y la resistencia.
Pero aún hay más: si se quieren obtener los mejores resultados no existen atajos ni fórmulas mágicas, solo trabajo duro y perseverancia, lo que nos lleva a uno de los "secretos" más importantes de este gigante de poco más de metro y medio: la progresión.
Según Zass, cuando se entrena un determinado ejercicio, el aumento de la resistencia debe ser gradual y muy lento, incrementándola solo un poco cada vez. Esta práctica lleva más tiempo pero da mejores resultados a largo plazo.

En resumen, a la hora de superarse a uno mismo no son tan importantes los medios con los que contamos, sino nuestra determinación y fuerza de voluntad. Valga el ejemplo de Alexander "El asombroso Sansón" Zass, que adquirió una fuerza sobrehumana utilizando lo que había más a mano.